Gwen y Gideon tienen dos retos a los que enfrentarse: aprender a amarse en distintas épocas... y ¡salvar el mundo!
Todo habÃa empezado con aquel beso. Gideon de Villiers me habÃa besado a mÃ: Gwendolyn Sheperd.
Naturalmente, deberÃa haberme preguntado por qué se le habrÃa ocurrido aquella idea de una forma tan repentina y en unas circunstancias tan extrañas ùescondidos en un confesionario y todavÃa sin aliento tras una persecución de pelÃcula por medio Londresù. Pero el hecho era que en aquel momento yo no pensaba absolutamente en nada, aparte quizá de que no querÃa que el beso acabara nunca.
Por eso tampoco fui del todo consciente del tirón que sentà en el vientre ni me di cuenta de que entretanto habÃamos vuelto a saltar en el tiempoÃ